JUVENTUD
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Yuuban Nieto

Oaxaca

25 años de pura prueba y error. Teatrera desde la infancia, Desarrolladora Territorial por profesión. Letrera por afición. Deliberada adicta a los dichos populares.

El peligro del no reconocimiento del trabajo

Confieso que tengo una relación de amor-odio con las teorías de conspiración. Amor, porque la imaginación que proveen ha motivado algunas de mis obras literarias y cinematográficas favoritas, y odio, porque demeritan el trabajo de los oprimidos.

“Las pirámides de Egipto fueron obra de alienígenas, ningún humano era capaz de construir semejante estructura en aquel tiempo”, “el hombre nunca llegó a la Luna, lo que vimos fue una filmación para engañar a la población”, “la Tierra es plana, los exploradores marítimos se equivocaron”. 

La mayoría de las conspiraciones de la cultura popular subestiman el esfuerzo humano, así se trate de los oprimidos en el Antiguo Egipto, la cooperación intelectual de la NASA o los descubrimientos cartográficos usados por exploradores valientes e intrépidos. Es decir, no le conceden al trabajador reconocimiento en el fruto de su trabajo. Resulta preferible inventar quimeras extravagantes para justificar la complejidad de las obras humanas.

Pensar de esa manera es peligroso, pues no se reconoce el papel de actores importantes en el devenir humano en la historia. 

¿Grecia y Roma hubieran sido tan esplendorosas sin el trabajo esclavo?. No perdamos de vista las condiciones y esfuerzo de los trabajadores por mirar solo la magnificencia del resultado. No reconocer el trabajo del obrero en la actualidad conlleva a justificar desigualdades sistémicas como la muerte de 6500 obreros en las construcciones de Qatar por la World Cup, el aumento de la ansiedad y depresión en los adultos o la falta de oportunidades bien remuneradas.